domingo, 20 de mayo de 2012

04.05 Competición y término del conflicto

Sesión 26
Texto revisado: Georg Simmel, «La lucha», (segunda mitad del texto).

Bitácora versión de Magaly Alcántara

La clase del 4 de mayo sería para dar continuación al análisis que hace G. Simmel en este texto respecto a la lucha como forma de cohesión social. Previo a la exposición del tema se hizo la ronda de preguntas y aclaraciones; durante este momento se mencionó cómo, entre los diversos autores vistos durante el curso, había un aspecto que ellos resaltaban como motor y factor sobresaliente dentro de la competición. Esto nos hizo reflexionar sobre cuál sería el aspecto predominante dentro de la competición.

Surgieron varias inquietudes en torno al esquema básico de la competición económica, tomando como ejemplo y referencia la competencia suscitada entre una pequeña empresa y una gran empresa trasnacional. La competencia en este caso luce desleal, pero según Simmel estas diferencias y luchas son necesarias como agente de autorregulación y cohesión social; advirtiendo que buscar desaparecer cualquier tentativa de conflicto y lograr una igualdad entre estos agentes económicos, como en una economía de tipo socialista, sería indeseable, porque se elimina el factor de adhesión social que proporcionan el antagonismo y la lucha. Este punto crearía una larga discusión viendo en qué medida el afán de igualdad es deseable y realizable en una sociedad, o si lo mejor sería simplemente optar por los argumentos de Simmel y justificar el sistema capitalista en el que nos desenvolvemos. En vista de estas turbaciones sólo nos quedó preguntarnos y reflexionar en torno a la medida en que esta «competición» representa un problema social. Con esto se cerró la sesión de preguntas y aclaraciones y el profesor prosiguió a enumerar los puntos que expondría para la clase:
  1. La objetividad de la lucha
  2. Las diferencias entre lucha y competición
  3. Las repercusiones sociales de la lucha
  4. Los motivos de conclusión de la lucha
1

La lucha puede darse de dos maneras: a) Subjetiva y b) Objetiva. La primera puede referirse a una cuestión de “lucha por la lucha”, en cambio la segunda transcurre bajo la apariencia de ser más “noble”, porque en esta forma no intervienen sentimientos y pretensiones subjetivas como las filias y fobias de los contrincantes, sino más bien fines que son considerados como «–superiores»; bajo esta forma, el ensañamiento se da en menor grado que en la forma subjetiva porque esta se mueve en función de un tercer elemento. Los participantes luchan así por un mismo objetivo, por lo que al tener una base de parentesco hace que surja un mayor grado de antagonismo entre los contrincantes, porque la exaltación respecto a lo que los une, hará que se cree la necesidad de marcar una diferencia.

Una de las acciones que manifiestan características de la forma objetiva de la lucha son los celos, pues estos muestran un hecho que relacionan la violencia del antagonismo con la intimidad del trato. Los celos surgen de un sentimiento de propiedad sobre la tercera persona, cuestión que no debe confundirse con la envidia. Hay un sentimiento intermedio entre los celos y la envidia que el autor denomina la envidia malévola. Simmel define este sentimiento como “la apetencia envidiosa de un objeto, no porque éste sea particularmente deseable para el sujeto, sino sólo porque lo posee otro”. Este tipo de envida se desarrolla bajo dos formas: a) Una apasionada; b) Una indiferente.

2

El tipo de «lucha» en que se desenvuelven tanto la competición como la lucha, es un elemento relevante para diferenciar estas dos acciones.

La competición se acerca más a la «lucha objetiva» , donde los dos contrincantes se relacionan en torno a una tercera persona a la que se busca persuadir o convencer, y la lucha es motivada por enemistades y hostilidades subjetivas (lucha subjetiva). La competencia debe ser establecida bajo ciertos límites, ya sean estos de forma interindividual o supraindividual como la costumbre y el derecho. Estos lineamientos se dan con la finalidad de erradicar una desventaja desleal, que afecte la competición. Se volvió a recurrir al esquema de la competición económica, cuestionando si esta forma de interacción no representa por si sola una representación de competición desleal. Para Simmel esto no será así.

3

La necesidad de un enemigo dentro de la competición, radica en que la hostilidad contribuye a la unidad de un complejo social. Este punto se ejemplicó con lo que acontece en Cuba, que al sentirse agredidos por un enemigo común la sociedad se cohesiona para enfrentar a este.

4

Según Simmel existen varias formas en que una lucha puede ser concluida:
  • La que es impulsada por un deseo de paz entre los dos contrincantes.
  • La que es dada por un agotamiento, que impide la continuación de la lucha.
  • Cuando se desvía la lucha por un objetivo superior.
  • La victoria. Esta proporciona una conciencia de la propia debilidad y fortalezas.
  • Aceptar la derrota. Esta se puede dar cediendo la victoria o mediante una reconciliación o acuerdo.

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