miércoles, 29 de febrero de 2012

Resumen: Aristóteles, Poética

Aristóteles, Poética

Resumen versión de Karina Palillero
Aristóteles (384-322 a.C.)

Aristóteles plantea que los diferentes tipos de arte poética (epopeya, poesía trágica, comedia, ditirámbica, aulética, citarística) tienen en común el ser imitaciones pero se diferencian entre sí a partir de tres características, que a continuación se mencionan:

1. Imitación con medios diversos: A pesar de que todos los tipos de poética utilizan ritmo, lenguaje y armonía en sus imitaciones se distinguen en que usan estos elementos de manera separada o combinada de distintas maneras. Sin embargo, también existen otras artes que solamente imitan por medio del lenguaje escrito en prosa o verso. Las artes que llegan a usar el ritmo, canto y verso al mismo tiempo se distinguen en que unas lo hacen al mismo tiempo mientras que otras lo harán por partes.

2. Imitación de objetos diversos: Se trata de que algunas artes como la tragedia se dedicaran a imitar a los hombres mejores de lo que son en la realidad mientras que otras, como la comedia, harán lo mismo pero mostrando a los hombres peores de lo que son.

3. Imitación diversa y no del mismo modo: Se refiere la manera en que se presenta la historia que puede ser de una forma  narrativa o presentando a todos los imitados como operantes y actores.

Origen y desarrollo de la poesía

Para Aristóteles, el origen de la poesía tiene dos causas de orden natural: la primera es que el imitar es connatural al hombre desde la infancia, adquiriendo sus primeros conocimientos a través de esta; la segunda se trata del placer que se produce al aprender.

Distintos autores incorporan a la tragedia nuevos elementos hasta llegar a su forma perfeccionada. Se da una división de la poesía de acuerdo con sus caracteres particulares, puesto que los más graves imitaban a las acciones nobles y otros a las acciones vulgares, es decir, unos se enfocaron en las acciones de los hombres superiores y otros en las de hombres inferiores, por lo tanto tenemos que desde este principio nacen la tragedia y la comedia.

Desarrollo de la comedia. Semejanza y diferencias entre epopeya y tragedia

La comedia se trata de una imitación de los hombres inferiores pero dicha imitación sólo se extenderá a las cosas risibles. No se sabe mucho del desarrollo de la comedia.

Definición de la tragedia. Explicación de sus elementos

La tragedia es la imitación de una acción esforzada; completa y entera porque tiene principio, medio y fin; de cierta amplitud; con un lenguaje que tenga ritmo, armonía y canto; con algunas partes realizadas únicamente en verso y otras mediante canto; donde actúen los personajes y no mediante el relato; y donde a través de la compasión y temor lleven a cabo la purgación de tales afecciones. El fin de la tragedia serán los hechos y la fábula.

La tragedia debe tener nudo y desenlace. El nudo comienza desde el principio hasta aquella parte que precede inmediatamente al cambio que llevará a los personajes hacia la dicha o desdicha, y el desenlace será desde que se dé ese cambio hasta el fin.

Las partes integrantes de la tragedia son:

1. La fábula o estructuración de los hechos: Es la composición de los hechos, la estructura de todas las acciones debe ser de tal forma que no tengan autonomía los acontecimientos, es decir, que no se pueda alterar su orden ni suprimir alguna de sus partes porque se desarticule toda la obra.

2. Los caracteres: Se trata de aquello que manifiesta la decisión que lleva a los personajes al fracaso o al éxito. Se trata de las cosas que en ciertas situaciones uno prefiere o evita. También por medio de estos es que les damos una denominación a cada personaje.

Según Aristóteles los caracteres deben tener cuatro cualidades:
  • Que sean buenos: Para serlo, el personaje necesita un propósito si este es bueno el personaje también lo será.
  • Que sean apropiados: La cualidad ha de ser propia al personaje en sí. Aristóteles piensa  que no sería conveniente un carácter varonil para una mujer ni un carácter femenino para un hombre.
  • Semejantes: Hacer el carácter bueno y apropiado.
  • Consecuentes: El personaje debe ser consecuente con el carácter; incluso si esinconsecuente, será siempre inconsecuente.
En los caracteres y  en el entramado de la acción, siempre hay que buscar lo necesario o lo verosímil, de tal forma que sea necesario o verosímil que tal personaje diga tales cosas u obre de tal modo y que tal hecho siga a otro.

3. Elocución: Es la expresión mediante palabras, como es la composición de la obra en verso o prosa. La elocución tiene ocho partes; el elemento (una voz invisible de la que se forma una voz convencional, a su vez son partes de esta la vocal, el semivocal y el mudo), la sílaba, la conjunción (es una voz sin significado), el artículo (indica el inicio, el fin o la división de una frase), el nombre (es una voz convencional significativa, ejemplo: Teodoro), el verbo (es una voz convencional significativa, con idea de tiempo, indica una acción), el caso (es propio del nombre o del verbo) y la enunciación.

4. El pensamiento: Es el hablar y declarar el parecer. Corresponde a este todo lo que debe alcanzarse mediante las partes del discurso. Son partes de esto demostrar, refutar, despertar pasiones, amplificar y disminuir.

5. El espectáculo.

6. La melopeya: Entonación rítmica.

Finalmente existen cuatro diferentes tipos de tragedia; la compleja (que es en su totalidad peripecia y agnición), la patética (como los Ayantes), la de carácter (como el Peleo), las que se desarrollen en el Hades.

Diferencia entre la poesía y la historia

No se puede decirle poeta a todo aquel que escriba en versos, así como tampoco se puede distinguir a la historia de la poesía únicamente por estar una escrita en verso y otra en prosa. Lo que las diferencia es que la poesía dice lo que podría suceder y tiene un carácter general y universal, en cambio en lo que se refiere a la historia se trata de los hechos que ya ocurrieron y que son de carácter particular.

Sobre la peripecia, la agnición y el lance patético

La peripecia consiste en un cambio de acción en sentido contrario, de forma verosímil y necesaria.

La agnición consiste en un cambio de la ignorancia de algo al conocimiento, que los conduce a diferentes destinos de dicha o infortunio. La agnición más perfecta será en este caso la que vaya acompañada de peripecia. La agnición se produce en la historia de diversas formas:
  1. Por medio de señales: Es el menos artístico pero son aceptables cuando resultan de la peripecia. Por ejemplo: alguna cicatriz.
  2. Las fabricadas por el poeta: Es cuando el personaje dice lo que el poeta quiere y no lo que la trama exige.
  3. Por medio del recuerdo.
  4. Por medio de un silogismo.
  5. Paralogismo de los espectadores.
  6. El resultante de los mismos hechos: Este es el mejor, pues la sorpresa se produce en forma verosímil.
El lance patético es una acción destructora o dolorosa.

De acuerdo con estas características tenemos que la fábula se divide en dos:

- Simples: son simples cuando en el desarrollo de la acción se produce el cambio de fortuna sin peripecia ni agnición.
- Complejas: es aquella en donde el cambio de fortuna va acompañado de agnición, de peripecia o de ambos.

Partes cuantitativas de la tragedia

Desde el punto de vista cuantitativo las partes que componen una tragedia son:
  1. Prólogo: Parte completa de la tragedia que precede al párodo del coro.
  2. Episodio: parte completa de la tragedia entre cantos corales completos.
  3. Éxodo: parte completa de la tragedia a la que no le siguen cantos del coro.
  4. Parte coral que se subdivide en:
    1. Párodo: Es primera manifestación del coro.
    2. Estásimo: Es un canto como una lamentación común al coro y a la escena.
Qué se debe buscar y qué se debe evitar al construir una fábula

En la tragedia se debe buscar provocar dos afecciones que le dan su esencia: el temor y la compasión. En el caso del primero, para poder provocarlo, se debe asemejar el personaje o la situación al público, y en la compasión el personaje debe ser sin merecerlo un desdichado.

Los personajes no deben destacar ni por su virtud ni por su justicia, pero tampoco caer en la desdicha por maldad o por perversión, sino más bien por algún error de la fortuna. Para lograr el mejor efecto, debe ser alguien que se encontraba en un alto grado de gloria y prosperidad.

La compasión y el temor deben nacer de la estructura de la fábula

Si en la tragedia se busca un efecto de temor y de compasión, esto se logra a través de la estructura de la fábula, es decir, del entramado de los hechos. En caso de que este efecto se logre por medio del espectáculo, la tragedia resulta menos artística. La obra debe estar compuesta de tal modo quien escuche el relato, aun sin verlo, se impresione y sienta compasión por lo que ocurre.

La tragedia refiere hechos terribles, patéticos y dignos de compasión, que suceden entre personas que se aman. Ejemplo de este tipo de hechos son: cuando el personaje actúa con plena conciencia de lo que hace, pero que, si no lleva a cabo, la acción de la tragedia no es buena y carece de patetismo; cuando el personaje lleva a cabo un acto horrible, pero ignorándolo, posteriormente se da cuenta del vínculo que lo unía a la víctima y esto lo conmueve; cuando el personaje esté a punto de llevar a cabo una acción pero se da cuenta de ello antes de hacerla.

martes, 28 de febrero de 2012

17.02 Purificar las emociones

Bitácora de la sexta sesión
Texto revisado: Aristóteles, Poética.

Versión de Karina Palillero

El viernes 17 de febrero se analizó el texto de Aristóteles llamado Poética. Esta sesión se inició con la formulación de dudas sobre la lectura. A continuación se enuncian las preguntas y sus respuestas.

Máscaras de la tragedia y la comedia (mosaico romano)
La primera fue referente a la diferenciación que hace Aristóteles entre la poesía y la historia. La respuesta que se dio es que para el autor de la Poética la poesía y la historia no sólo se diferencian por la manera en que están escritas, sino porque “la poesía es más filosófica que la historia” puesto que la historia trata de hechos pasados y de carácter particular mientras que la poesía trata de lo que debería o podría ser y tiene un carácter universal.

A partir de esta duda se presentó otra que consistía en que si el arte poética imita a un ideal. Para contestar se habló de la división de la poética en tragedia y comedia, donde en la primera se muestran a los hombres mejor de lo que son o como debería ser y en la segunda se muestran peor o como no deberían ser, por lo tanto se puede decir que en la poesía se plantean modelos de ser.

Después de esto se dieron los puntos a desarrollar durante la clase, estos fueron:

1. Planteamiento del problema.
2. La imitación.
3. ¿Qué es la poética para Aristóteles?
4. La definición de Aristóteles de la tragedia y su función de purificación de las emociones.

Planteamiento del problema

Las personas tienen la idea de que el dolor y el placer son inmediatos, es decir, que ante un estímulo placentero o doloroso nuestra respuesta es en ese mismo momento como con los animales. Esto puede ser cierto en cuanto se refiere a estímulos meramente físicos o corporales, por ejemplo, el sentir fuego muy cerca de nuestra piel nos produce una reacción dolorosa rápidamente (omitiendo el masoquismo o cosas similares). Sin embargo, en cuanto se refiere a cierto tipo de representaciones artísticas (como en este caso la tragedia) sentimos un dolor que a su vez produce placer.

La primer duda que surge ante esta afirmación es ¿por qué? La hipótesis que se planteó para poder resolver este «porqué» fue que ante una representación artística (utilizando como ejemplo de la actualidad una fotografía en el periódico de un decapitado o en sí toda la nota roja) experimentamos un dolor que nos lleva a sentir placer debido a que nos alejamos de la situación, ponemos cierta distancia y estetizamos lo que en caso de que existiera un vínculo o una aproximación con la persona o situación nos causaría dolor, existiendo así una mediatización de las emociones.

Con lo que podemos concluir que, al ver una tragedia, se da una purificación de las emociones (claro si esta es lo suficientemente buena y está bien estructurada de acuerdo con lo que dice Aristóteles).

La imitación

Para Aristóteles, el imitar es algo connatural desde la infancia en los hombres, puesto que nos ayuda a sobrevivir. Aademás, a partir del imitar adquirimos nuestros primeros conocimientos. La naturaleza nos provee de lo necesario (el sentir placer) para poder llevar a cabo este acto de imitar, resultando así que: si las artes son imitaciones, el arte es el perfeccionamiento de la tendencia natural a imitar, es decir, que el artista es capaz de llevar hasta sus últimas consecuencias el acto de imitar.

El humano se caracteriza por la razón y por la tendencia a imitar; por lo cual, el arte poética es la forma de imitar más elevada según Aristóteles. Se distinguen estas artes por la manera en que imitan: esto puede ser por una imitación con medios diversos o de un modo diverso o por imitar objetos diversos.

En el último de los casos (la imitación de objetos diversos) tenemos una separación importante entre la tragedia y la comedia, en donde la primera, como se dijo antes, presenta a los hombres mejor de lo que son y la segunda los presenta peores de como son. La poética sirve así como un refuerzo pedagógico de las características que se deben buscar o evitar en el comportamiento de cada uno de los individuos.

La poética según Aristóteles

El tercer punto consiste en responder ¿qué es el arte poética para Aristóteles? Para poder entenderlo se dividió este punto en otro pequeños:

a) El arte como actividad humana opuesta al azar: aunque el artista debe ser dotado, es decir, poseer cierta habilidad o don, también requiere aprender las reglas propias de su oficio. No está, por ende, sometido a la mera «inspiración».

b) Diferencia entre artes cuyo objeto es distinto: Cada tipo de arte necesita habilidades y dones distintos que le permitan desenvolverse adecuadamente según el tipo de arte al que se dediquen puesto que el objeto será distinto.

c) Arte figurativa y arte representativa: esta distinción consiste en el énfasis que se le da a dos preguntas básicas: el qué y el cómo. En cuando se habla del qué se trata de una obra en donde la importancia recae en el objeto o hecho representado; ejemplo de este tipo son los egipcios. Cuando hablamos del cómo sucede un evento que el espectador ya conoce, la importancia recae en el modo de la representación; ejemplo de este tipo de arte son los griegos.

d) El arte como una obra del poeta: para hacer una buena obra de arte Aristóteles establece ciertas normas en donde el peso y la calidad de la obra debe ser del creador.

Para Aristóteles el arte poética debe ser completa, acabada, y bella.

La definición aristotélica de la tragedia

Por último tenemos a la tragedia como medio de purificación de las emociones.

La tragedia es una imitación de una acción esforzada y presenta a los hombre mejores de lo que son, para lograr su efecto trágico utiliza el error, es decir, que hace sufrir al personaje que es bueno y toma las decisiones que le parecen correctas en cada circunstancia; sin embargo, sufre no por vicios sino a consecuencia de la fortuna. Esto provoca en los espectadores compasión y  temor, mientras que en la comedia no experimentamos estos sentimientos, puesto que se utilizan personajes peores de lo que se debe ser y se exaltan las cualidades risibles.

El temor se logra con una semejanza entre el personaje y el espectador y la compasión con el sufrimiento del personaje que no lo merece.

Una tragedia bien ejecutada y con una historia capaz de producir estas emociones, a pesar de causarnos dolor, nos provocará placer porque, como se dijo en el planteamiento del problema, estableceremos cierta distancia entre la situación y nosotros: nos sentiremos mejores con nosotros mismos al ver la desdicha de otros que al parecer eran mejores que nosotros. La tragedia purifica nuestras emociones gracias a la mediatización que nos lleva a soportar el dolor obteniendo placer.

lunes, 27 de febrero de 2012

Resumen: M. Harris, «La madre vaca» y «Potlatch»

Marvin Harris, «Prefacio», «Prólogo», «La madre vaca» y «El potlatch» en Vacas, cerdos, guerras y brujas, Los enigmas de la cultura, Madrid, Alianza, 1988, pp.7-37 y 105-124.

Resumen versión de Guadalupe Estefanía Arenas

Prefacio

En este texto se observa claramente la inclinación al marxismo del antropólogo estadounidense Marvin Harris (1927-2001), quien funda una corriente de pensamiento denominada materialismo cultural, que tiene como fin dar cuenta toda manifestación social a partir de los factores económicos.

Las explicaciones «teóricas» sólo impiden que las personas comprendan el porqué de su estilo de vida. Debido a esto, propone una nueva forma de investigación que organice los conocimientos y puedan comprenderse los innumerables modos de concebir el mundo.

Para explicar algunas de las manifestaciones culturales más relevante de la humanidad, aconseja no dejarse llevar por las primeras impresiones que se tenga sobre ellas, pues esta información es en general falsa y no sirve para estudiar la forma de vida de un pueblo.

Prólogo

Harris pretende dar explicaciones racionales a las diferentes manifestaciones culturales que ocurren alrededor del mundo, además, pretende presentar soluciones plausibles, mas no certezas absolutas o dogmáticas.

Para mostrar estas soluciones, da una explicación sobre las costumbres aparentemente irracionales de algunos pueblos. Sin embargo, estas formas de vida no son del todo inescrutables, pues tienen causas definidas e inteligibles, contrario a lo que durante tanto tiempo se ha pensado, es decir, que Dios es el único que sabe el porqué de estas diferencias y que Él mismo es el que ha dado lugar a que las distintas sociedades no sean iguales.

Marvin Harris rompe con la tradición de ver todo de una manera espiritualizada y atribuir lo ocurrido a los dioses, esto se debe a la ignorancia, al miedo y el conflicto que nace entre los individuos. Pasa de esta creencia teórica a un análisis práctico de las cosas, asegurando que todos los conjuntos de creencias tienen su origen en condiciones y necesidades «vulgares».

La madre vaca

La mayoría de los observadores ha de preguntarse la razón por la cual los hindúes, a pesar de estarse muriendo de hambre, no son capaces de matar una vaca para sobrevivir.

El paisaje de la India puede ser completamente extraño para los occidentales, pues está lleno de vacas por todos lados: en las calles comiendo desperdicios, en las casas, en los mercados etc. Muchos aseguran que este amor desmedido a las vacas es la principal causa del hambre y la pobreza en la India.

El gobierno de dicho país, en respuesta a la alta devoción por las vacas, incluso ha instituido leyes para su protección, ha mandado la construcción de albergues; no se permiten herir a una vaca que esté en la vía pública e incluso, el famoso Gandhi prohibía y condenaba el sacrificio de las vacas. A pesar de ello, Harris dice que este amor a las vacas tiene una explicación práctica.

Las vacas son la base económica del pueblo hindú. Estos animales, a pesar de que la mayoría de las veces se encuentran en malas condiciones, son aprovechados para varias actividades.

La leche es un producto que es consumido por algunos hindúes, sin embargo, más de la mitad de las vacas en la India no dan leche por su alto grado de desnutrición. Una vaca en occidente puede dar de 15,000 a 20,000 litros de leche anuales, mientras que en la India una sola vaca sólo puede ser capaz de proporcionar 500 litros al año. Por esto, la población hindú prefiere obtener leche de la hembra del búfalo de agua, que puede dar más del doble de leche que las vacas convencionales.

La agricultura es la principal actividad de la población hindú y de ella se valen para sobrevivir. Esta fuente de trabajo no se realiza como en Occidente, con ayuda de los tractores, sino mediante el tiro de los bueyes. Es claro que los bueyes provienen de las vacas y si uno de ellos muere, al ser la población tan pobre, significa la ruina total de una familia campesina. Por esta razón, el amor a las vacas puede estar íntimamente ligado con el sistema económico, pues de ellas depende que se origine la herramienta agrícola más importante.

Las vacas, pues, no sólo sirven para dar leche, sino que también pueden obtenerse numerosos beneficios con su boñiga, por ejemplo, sirve de fertilizante para las tierras de cultivo, combinada con agua se utiliza para los pisos de las casas y, una de las aplicaciones más importantes, es que esta boñiga es usada como combustible, sobre todo para la cocción de los alimentos, pues proporciona una llama ligera que dura gran tiempo y permite que la comida se cocine lentamente.

Los bueyes, además de las ya tan mencionadas vacas, proporcionan sustitutos de bajo consumo de energía. Es decir, con estos animales, se pueden realizar grandes trabajos sin consumir mucha energía, contrario a lo que pasa con los tractores, que pueden hacer igualmente grandes trabajos, pero consumiendo enormes cantidades de energía. Por esta razón, no debe considerarse como completamente errónea la creencia en el amor a las vacas y la prohibición de matarlas o sacrificarlas, pues en ellas está basada la economía que mantiene viva a la población de la India. Además, en Occidente (sobre todo en Estados Unidos) se destinan grandes superficies de tierra para la crianza de vacas con el fin de obtener su carne, provocando así daños irreversibles en el suelo, situación que no ocurre en la India, donde la mayoría de la gente es vegetariana, aunque han existido casos de hambrunas y sequías en que la población desesperada se ha visto orillada a matar a las vacas para alimentarse.

Cuando una vacas está enferma o moribunda, las familias no deciden matarla, no tanto por el respeto a la vida, sino porque constituye su única fuente de ingresos. En los casos más graves, cuando una vaca muere, se le da a los “intocables”, la casta que come carne y carroña. Estos mismos personajes aprovechan el cuero de las vacas para fabricar diversos productos.

Con esto, explica Harris, puede decirse que el amor por las vacas que profesan los hindúes, refleja un grado de economización mucho mayor que en Occidente. Pero sobre todo, esta devoción a las vacas no radica directamente en una creencia o mito religioso, sino que está asociada con la economía de subsistencia de la población; pero la solución a la pobreza en la India, sugiere el autor, tiene que basarse en una alternativa que sea capaz de destruir el sistema actual y remplazarlo por relaciones económicas y sociales nuevas, lo cual no quiere decir que las vacas dejen de ser la principal fuente de recursos, sino que debe permitirse a la gente disponer de más tierra, de agua, de bueyes, búfalos de agua y vacas.

El Potlatch

Harris analiza a varios pueblos norteamericanos, polinesios y melanesios para explicar el origen del “impulso de prestigio” que manifiestan dichas poblaciones.

Estas comunidades luchaban por obtener un status privilegiado y ser reconocidos por todos al ofrecer grandes festines, sobre todo aquellos habitantes de las actuales regiones de Alaska, la Columbia Británica y Washington. En estos lugares, existían poblaciones que –al parecer– estaban ansiosas por incrementar su poder y despilfarrar sus bienes para impresionar a sus rivales. Esta actividad es conocida como potlatch.

En la Isla de Vancouver, la comunidad de los kwakiutl practicó el potlatch durante mucho tiempo. Harris trata de demostrar que esta costumbre de ser admirados y reconocidos no es producto de condiciones desconocidas, sino de prácticas económicas y ecológicas.

Los kwakiutl vivían en casas de madera y fuera de ellas se encontraban enormes troncos de árboles esculpidos, a los cuales erróneamente se les ha llamado “postes totémicos”, los cuales simbolizaban tanto a los ancestros quienes habían dado el poder al jefe de la aldeas como el poderío del jefe en turno.
El jefe kwakiutl nunca estaba satisfecho con su rango y status, por lo que deseaba incrementarlo y justificar su poder: organizaba así grandes festines y en ellos pretendía mostrar que era más honorable que sus anfitriones. En dichas fiestas, el jefe regalaba a sus huéspedes o invitados enormes cantidades de pescado seco, bayas, pieles de animales, mantas, entre otros objetos. Los que recibían la donación menospreciaban los objetos recibidos y se comprometían a regresar el regalo en mayores cantidades. No sólo se llevaba a cabo el potlatch de una aldea a otra, sino que un solo jefe podía celebrar varios potlatch con diferentes aldeas.

En otros casos, en lugar de donar grandes cantidades de objetos se destruían, es decir, juntaban cantidades impresionantes de regalos como aceite o mantas, y las tiraban al fuego frente a la mirada de sus rivales.

En Nueva Guinea y en Melanesia, se pueden observar ejemplos prístinos de estas actividades de donación, pero a los que lograban ser superiores que los rivales eran denominados “grandes hombres”. Esta superioridad sólo podía ser lograda por quien lograra celebrar más festines a lo largo de su vida.
Estas manifestaciones ya mencionadas, son el producto de trabajos extra. El autor se refiere con esto a que, para lograr que el jefe alcanzara un status superior, se requería trabajar más para adquirir un número elevado de regalos y, por lo tanto, más honor. En un principio, el jefe era el encargado de reunir estas riquezas pero, posteriormente, convenció a sus familiares y amigos para poder recaudar estos regalos que iban a ser dados a los rivales. Sin embargo, pese a las enormes cantidades de obsequios, el jefe es quien trabaja más pero consume menos. Su único objetivo es obtener más prestigio.

Harris asegura que estas actividades del potlatch tienen una explicación económica, pues cumplen la función de incrementar los niveles de productividad y evitar que una población perezca en tiempos de crisis. Al donar riquezas a otra aldea, esta última estará obligada a devolver el regalo en mayores cantidades; además, la donación de festines competitivos creó una extensa red de expectativas económicas, es decir, el potlatch sirvió para transferir alimentos y otros recursos de un lugar de alta productividad a otros de menor riqueza.

Con la posterior disminución de la población aborigen en la Bahía de Hudson, las poblaciones usaron la destrucción de bienes para atraer a más personas a su aldea, con lo que incrementaban la mano de obra y, de alguna manera, mantener su status.

Esta forma de economía se ha llamado redistribución, pues las riquezas son obtenidas por varios individuos y después redistribuyen los bienes que acumularon en cantidades diferentes entre un grupo de distintas personas. Por otra parte, hay tribus que tienen otro sistema económico, como el de reciprocidad, el cual se localiza en las sociedades igualitarias, donde ninguno debe destacar y se ve de mala manera a quien desea ser más que sus compañeros. Incluso, se aplicaban grandes castigos a aquel que quisiera obtener más prestigio que los otros. En este tipo de sociedades, existe un intercambio económico que tiene lugar entre dos individuos en el que ninguno especifica con precisión qué es lo que espera como recompensa ni cuándo lo espera. Incluso, en estas comunidades es de mala educación dar las gracias al recibir algo, porque es considerada como una fórmula de superioridad. Ejemplo de estas tribus son los esquimales, los bosquimanos y los semai, los cuales afirmaban que el anhelo por el prestigio podía ser adverso para sus comunidades y  para su medio ambiente.

Finalmente, la redistribución reinó sobre la reciprocidad debido a que las comunidades fueron dándose cuenta de que realmente podían obtener riquezas sin dañar gravemente al medio ambiente y de ello, surgen las ansias de obtener más poder y de que los rivales reconozcan que el jefe de determinada aldea es superior  a ellos. El autor también afirma que cada sistema económico maneja de distinta manera la noción de prestigio. Por ejemplo, en la actualidad el que tiene más prestigio es el que consume más y, por tanto, el que tiene mayor cantidad de bienes. Concluye Harris diciendo que la sustitución de la reciprocidad por la búsqueda competitiva de status hizo posible que poblaciones humanas más extensas sobrevivieran y prosperaran en una región determinada.

24.02 El fundamento material del honor

Bitácora de la octava sesión
Texto revisado: Marvin Harris, «Prefacio», «Prólogo», «La madre vaca» y «El potlatch» en Vacas, cerdos, guerras y brujas, Los enigmas de la cultura, Madrid, Alianza, 1988.

Versión de Guadalupe Estefanía Arenas

Como en todas las clases, se comenzó con la sesión de preguntas. Una de las preguntas fue si la cultura precede a la economía. La respuesta fue que en una sociedad, la economía (es decir, las condiciones materiales) es la que precede a la cultura, según lo propuesto por Harris. Además, la gente justifica ciertas cuestiones que parecen no tener una explicación lógica, sin embargo, el sistema económico es lo más importante en una sociedad, por tanto, a partir de la economía surgen las manifestaciones culturales.

Otra de las interrogantes fue el por qué los occidentales vemos como algo “incoherente” el sistema de sobrevivencia en la India. Esto se debe a que a todo se le ha dado una explicación teórica (teoría, en este caso, es una explicación de un conjunto de hombres sobre su comportamiento) y no una explicación práctica, como lo hace Harris en el texto estudiado. Estas explicaciones  prácticas se refieren a que ciertas creencias, como el amor a las vacas en la India, estén ligadas con la economía de esta región. Si el sistema económico deja de ser funcional, la cultura también lo será.

Y, ¿cómo cambiar el sistema económico? Si la creencia en la sacralidad de las vacas es productiva, entonces no se tiene por qué cambiar el modo de sobrevivencia. El sistema económico, entonces, es la base en la que se funda cualquier tipo de creencia. El sistema de producción depende de los recursos que haya en cada lugar y la organización que se realiza para sobrevivir.

Con este panorama, nos damos cuenta de que Marvin Harris es una especie de marxista  por lo que afirma que son las condiciones materiales las que forman las sociedades y no las ideas.

La clase se desarrolló en tres apartados:

1) Planteamiento del problema
2) Vacas sagradas
3) El Potlatch

Planteamiento del problema

En el principio del texto, Harris comienza hablando de las formas de vida en el mundo. Oriente es algo inescrutable, es decir, que hay una imposibilidad en comprender su estilo de vida. Muestra, además, que las diferentes concepciones del mundo tienen que ver con la relación hombre-hombre-, hombre-naturaleza y hombre-dios(es) y las leyes o normas para poder relacionarse.  Harris muestra a toda esta serie de maneras de ver el mundo como una imprecisión. Para esto, asegura que si alguien cree en algo y explica el por qué cree en lo que cree, no se trata de una argumentación científicamente válida sino de una justificación ante determinado hecho y puede no ser consciente de ello; esto es lo que denomina análisis emic. Este análisis, pues, consiste en preguntar a ciertas tribus por qué tienen ciertas creencias o costumbres. De aquí sólo se tendría una perspectiva desde dentro de la comunidad, pero no puede ser considerada como verídica.

Para conocer la razón por la cual una sociedad se comporta de determinada manera, es necesario ir más allá de lo evidente en el propio objeto de estudio, es decir, la explicación a esto se encuentra en las condiciones económicas y  a esta perspectiva de análisis la denominó etic.

Vacas sagradas

¿Por qué las vacas en India son sagradas?, ¿por qué permiten que anden sueltas en la calle?, ¿por qué no se les puede matar?

Kamadhenu, madre de las vacas.
Las costumbres orientales parecer amar más lo espiritual que lo mundano, por esto son de difícil comprensión para los occidentales.

Harris dice que el anterior planteamiento es equivocado, ya que la sacralidad de las vacas tiene fundamentos vulgares, es decir, económicos. Dichos ordenes económicos en la India son más eficientes que en Occidente.

El autor nos dice que los bueyes son la única herramienta o fuerza que se utiliza para arar la tierra y puede ser una de las pocas propiedades a la que puede aspirar un campesino. En cambio, en Occidente se utiliza un tractor para trabajar la tierra. Entonces a las vacas, como dan origen a los bueyes, es necesario cuidarlas pues significan la fuente de vida y el origen principal de ingresos.

Las vacas occidentales producen alrededor de 10 000 a 20 000 litros de leche al año cada una, en cambio, en la India producen sólo 500 litros por vaca al año; sin embargo, las vacas son productivas no sólo por su leche sino por su boñiga, que se usa como fertilizante de la tierra, como combustible para cocinar alimentos y, combinada con agua, permite tener un piso que se puede barrer fácilmente. También las vacas sirven, naturalmente, para la obtención de carne y cuero, pero en la India, sólo pueden comerla los “indeseables” y estos mismos son los encargados de curtir el cuero y venderlo. A pesar de la devoción que los hindúes le tienen, la vaca se puede convertir en el último de los recursos en los tiempos de crisis o de sequía, pues recurren, en su desesperación, a matarlas y comérselas.

Las vacas en la medida de lo posible no se matan, incluso se evita hacerlo aun cuando estén enfermas, pues siempre hay la esperanza de que se recuperen y de que así puedan tener más crías que sirvan como herramienta para el arado.

El autor se pregunta si los occidentales somos más racionales que los hindúes en el consumo energético y, por varios estudios, se ha llegado a la conclusión de que en la India aprovechan hasta el máximo los beneficios que puedan obtenerse de una vaca, y en Occidente, sólo se les aprovecha “a medias”. Así, se genera más consumo energético en Occidente y en la India menos. Harris dice, por tanto, que el sistema económico de la India es mucho más racional y provechoso que en los países occidentales.

El Potlatch

El Potlatch es el conjunto de fiestas de derroche, de ostentación honorífica para aplastar y subordinar a un rival con el fin de incrementar el reconocimiento y a esta manifestación también puede analizársele a partir del orden económico.

En Nueva Guinea, existe un mito que explica la situación bajo la cual se lleva a cabo un festín análogo al potlatch kwakiutl. Atana era un héroe civilizatorio e iba a dar un gran festín. Para poderlo realizar, se necesitaba trabajo de más para ofrecer regalos a los rivales. Es así como convence a sus familiares y amigos para que le ayuden a obtener gran cantidad de regalos, asegurándoles que se convertirá en el “gran hombre”.

Cuando se daban los regalos en el potlatch, se obtenía el crecimiento del honor y con ello preponderancia política. Según esto, Atana primero tuvo que trabajar mucho, al igual que sus vecinos, familiares y amigos para obtener cierto prestigio. Los jefes que dan potlatch, más tarde, ya no tuvieron que trabajar de más, sino que se dedicaron a convencer a otros de que hicieran el trabajo, es decir, comienza a trabajar menos, hasta que llega el momento en que el jefe máximo de una comunidad no trabaja, sino que los demás hacen el trabajo por él. Cuando se llega a dicho estado, es porque los antepasados del jefe trabajaron de más para aumentar la producción y obtener un excedente. Los jefes del potlatch darán regalos a un rival y éste se verá obligado a devolver el regalo y así, de forma consecutiva.

El modelo económico de estos pueblos fue cambiado al introducir en sus comunidades nuevos productos, por ejemplo, los europeos intercambiaron mantas por pieles en Alaska. De aquí viene la destrucción de bienes, pues su modo de organización ya estaba en crisis. Este “sacrificio inútil” (según la frase de Jean Duvignaud) tiene una razón de ser y es económica, pues hubo un excedente de bienes pero a su vez un descenso en la población y de esta forma quisieron atraer gente a las aldeas vacías, sacrificando ciertas riquezas.

Antes de estos sistemas de redistribución de bienes, existieron los sistemas de reciprocidad. En la reciprocidad, no se lucha por obtener honor ni por resaltar frente a los demás, pero ello tiene del mismo modo una explicación económica. Frente a estos grupos, dar las gracias es una ofensa, pues es una sociedad igualitaria y no se reconoce que alguien sea superior. Si alguien comenzaba destacar, se le ponía un alto porque todo el que destacara podía terminar con su propio ecosistema por sobreexplotación.

Con todo esto, se llegó a la conclusión provisional de que el fundamento del honor es de orden económico, al igual que la cultura, la cual es la que da origen a toda la serie de creencias y visiones sobre el mundo.

domingo, 26 de febrero de 2012

Resumen: Jaeger, Paideia, I, 1-2

Werner Jaeger, «Nobleza y areté» y «Cultura y educación de la nobleza homérica» en Paideia, Los ideales de la cultura griega, Tr. J. Xirau y W. Roces, México, FCE, 1957, pp.19-47.

Resumen versión de Julio César Garrido

I. Nobleza y “areté”

Quirón enseña a Aquiles a tocar la lira
La educación es una función natural y universal de la comunidad humana, que por su misma evidencia tarda mucho tiempo en llegar a la plena conciencia de aquellos que la reciben y la practican. Por eso, tardó en aparecer en la literatura. Sin embargo, su contenido en todos los pueblos es al mismo tiempo moral y práctico. En los griegos, consiste en una serie de preceptos sobre la moralidad externa y en reglas de prudencia para la vida, trasmitidas oralmente a través de los siglos; en parte, en la comunicación de conocimientos y habilidades profesionales, que los griegos designaron techné. Los preceptos elementales de la recta conducta respecto a los dioses, los padres y los extranjeros, fueron incorporados más tarde a las leyes escritas de los Estados sin que se distinguiera en ellas de un modo fundamental entre la moral y el derecho. La sabiduría popular mezclada con las reglas de conducta y los preceptos de prudencia, llegaron por primera vez a la luz a través de la tradición oral, en las poesías de Homero y Hesíodo.

Una parte de la educación es la formación del hombre, mediante la creación de un tipo ideal coherente y determinado. La educación no es posible sin que se ofrezca al espíritu una imagen del hombre tal como debe ser. En ella la utilidad no es esencial. Lo fundamental es el sentido normativo de la imagen, imagen anhelada, del ideal. El contraste entre estos dos aspectos de la educación puede perseguirse a través de la historia, no importa las palabras con que se designen. La cultura se ofrece en la forma entera del hombre, en su conducta y comportamiento externo. Ni una ni otra nacen del azar, sino que son producto de una disciplina consciente.

Es, pues, un hecho fundamental de la historia de la cultura que toda alta cultura surge de la diferenciación de las clases sociales, la cual se origina, a su vez, en la diferencia de valor espiritual y corporal de los individuos. Consecuentemente, la nobleza es la fuente del proceso espiritual mediante el cual nace y se desarrolla la cultura de una nación. La historia de la formación griega empieza en el mundo aristocrático de la Grecia primitiva con el nacimiento de un ideal definido de hombre superior. Puesto que la más antigua tradición escrita muestra una cultura aristocrática que se levanta sobre la masa popular, es preciso que la consideración histórica tome en ella su punto de partida. La educación no es otra cosa que la forma aristocrática, progresivamente espiritualizada, de una nación.

No es posible tomar la historia de la palabra «paideia» como hilo conductor para estudiar el origen de la educación griega, ya que esta palabra no aparece sino hasta el siglo V. El tema esencial de la historia de la educación griega es más bien el concepto de «areté», que se remonta a los tiempos más antiguos. El castellano actual no ofrece un equivalente exacto de la palabra. La palabra «virtud» en su acepción no atenuada por el uso puramente moral, como expresión del más alto ideal caballeresco unido a una conducta cortesana y selecta y el heroísmo guerrero, expresarían acaso el sentido de la palabra griega.

El concepto de la areté se concentra el ideal educador de este periodo en su forma más pura. El más antiguo testimonio de la antigua cultura aristocrática helénica es Homero, si designamos con este nombre las dos grandes epopeyas: la Ilíada y la Odisea. Es, al mismo tiempo, la fuente histórica de la vida de aquel tiempo y la expresión poética permanente de sus ideales.

La palabra «areté» es usada con frecuencia por Homero, así como en los siglos posteriores, en su más amplio sentido, no sólo para designar la excelencia humana, sino también la superioridad de seres no humanos, como la fuerza de los dioses o el valor y la rapidez de los caballos nobles. El hombre ordinario, en cambio, no tiene areté. La areté es un atributo propio de la nobleza. Sólo alguna vez, en los últimos libros, entiende Homero por areté las cualidades morales o espirituales. En general designa, de acuerdo con la modalidad de pensamiento de los tiempos primitivos, la fuerza y la destreza de los guerreros o de los luchadores, y ante todo el valor heroico considerado no en nuestro sentido de la acción moral y separada de la fuerza, sino íntimamente unido. Así, la Odisea ensalza, sobre todo en su héroe principal, por encima del valor, que pasa a un lugar secundario, la prudencia y la astucia. Es natural que, en la edad guerrera de las grandes migraciones, el valor del hombre fuera apreciado ante todo por aquellas cualidades y de ello hayamos analogías en otros pueblos. No obstante, para Homero, a pesar del predominio de la significación guerrera, tiene un sentido ético más general. Designa al hombre de calidad, para lo cual, lo mismo en la vida privada que en la guerrera, rigen determinadas normas de conducta, ajenas al común de los hombres.

Por otro lado, la fuerza educadora de la nobleza se halla en el hecho de despertar el sentimiento del deber frente al ideal, que se sitúa así siempre ante los ojos de los individuos. Su violación despierta en los demás el sentimiento de la némesis, estrechamente vinculado a aquél. Ambos son, en Homero, conceptos constitutivos del ideal ético de la aristocracia.

La Ilíada es testimonio de la alta conciencia educadora de la nobleza griega primitiva. El viejo concepto guerrero de la areté no era suficiente para los poetas nuevos, sino que traía una nueva imagen del hombre perfecto para la cual, al lado de la acción, estaba la nobleza del espíritu, y sólo en la unión de ambas se hallaba el verdadero fin.

No en vano los griegos posteriores vieron ya en estos versos la más vieja formulación del ideal griego de educación, en su esfuerzo para abrazar lo humano en su totalidad. De ahí resulta de un modo claro que la palabra areté, que equivalió en su acepción originaria y tradicional a destreza guerrera, no halló obstáculo para transformarse en el concepto de la nobleza, que se forma de acuerdo con su más altas exigencias espirituales, tal como ocurrió en la ulterior evolución de su significado.

La areté se encontraba íntimamente vinculada al honor. Mientras el pensamiento filosófico posterior sitúa la medida en la propia intimidad y enseña a considerar el honor como el reflejo del valor interno en el espejo de la estimación social, el hombre homérico adquiere exclusivamente conciencia de su valor por el reconocimiento de la sociedad a que pertenece. Era un producto de su clase y mide su propia areté por la opinión que merece a sus semejantes. El hombre filosófico de los tiempos posteriores puede prescindir del reconocimiento exterior, pero no puede serle del todo indiferente.

Para Homero y el mundo de la nobleza de su tiempo la negación del honor era, en cambio, la mayor tragedia humana. En ello descansaba su orden social entero. El elogio y la reprobación son la fuente del honor y el deshonor. Pero el elogio y la censura fueron considerados por la ética filosófica de los tiempos posteriores como el hecho fundamental de la vida social, mediante el cual se manifiesta la existencia de una medida de valor en la comunidad de los hombres. Para un hombre moderno, es difícil representarse la absoluta publicidad de la conciencia entre los griegos. En verdad, entre los griegos no hay concepto alguno parecido a nuestra conciencia personal.

II. Cultura y educación de la nobleza homérica

No es posible considerar la Ilíada y la Odisea como una unidad. La Ilíada es un poema mucho más antiguo. La Odisea refleja un estadio muy posterior de la historia de la cultura. El más antiguo de ambos poemas muestra el absoluto predominio del estado de guerra, tal como debió de ser en el tiempo de las grandes migraciones de las estirpes griegas. La Ilíada habla de un mundo situado en una época en que domina de modo exclusivo el espíritu heroico de la areté y encarna aquel ideal en todos sus héroes. El valiente es siempre el noble, el hombre de rango. La lucha y la victoria son su más alta distinción y el contenido propio de su vida. La Ilíada describe sobre todo este tipo de existencia.

En cambio, la Odisea ofrece otra imagen. Sus descripciones no pertenecen a la tradición de los viejos cantos heroicos, sino que descansan en la observación directa y realista de cosas contemporáneas. El material de estas escenas domésticas no se halla en lo más mínimo en la tradición épica. El hecho de que la Odisea observe y represente en su conjunto una clase (la de los señores nobles), con sus palacios y caseríos, representa un progreso en la observación artística de la vida y sus problemas. La épica se convierte en novela. Se distingue claramente, por su realismo vital, la imagen de la nobleza que nos da la Odisea de la que nos da la Ilíada. La nobleza de la Ilíada es, en su mayor parte, una imagen ideal de la fantasía, creada con el auxilio de rasgos trasmitidos por la tradición de los antiguos cantos heroicos. Sólo unos pocos rasgos realistas y políticos.

Por el contrario, la nobleza de la Odisea es una clase cerrada, con fuerte conciencia de sus privilegios, de su dominio y de sus finas costumbres y modos de vivir. Tienen todos algo humano y amable; en sus discursos y experiencias domina lo que la retórica posterior denomina ethos. La cultura aristocrática presupone una vida sedentaria, la posesión de bienes y la tradición. Estas tres características hacen posible la trasmisión de las formas de vida de padres a hijos. A ellas es preciso añadir una “educación” distinguida, una formación consciente de los jóvenes de acuerdo con los imperativos de las costumbres cortesanas. La educación considerada como la formación de la personalidad humana mediante el consejo constante y la dirección espiritual, es una característica típica de la nobleza de todos los tiempos y pueblos. Sólo esta clase puede aspirar a la formación de la personalidad humana en su totalidad; lo cual no puede lograrse sin el cultivo consciente de determinadas cualidades fundamentales. Aquí la educación se convierte por primera vez en formación, es decir, en modelación del hombre completo de acuerdo con un tipo fijo. La más alta medida de todo valor, en la personalidad humana, sigue siendo en la Odisea el ideal heredado de la destreza guerrera. Pero se añade ahora la alta estimación de las virtudes espirituales y sociales destacadas con predilección en la Odisea. Lo espiritual es vigorosamente destacado. Nadie puede leer el poema sin tener la impresión de un propósito pedagógico deliberado y consciente.

La areté propia de la mujer es la hermosura. Esto resulta tan evidente como la valoración del hombre por sus excelencias corporales y espirituales. Pero la mujer no aparece sólo como objeto de la solicitud erótica del hombre, sino también en su constante posición social y jurídica de señora de la casa. Sus virtudes, en este respecto, son el sentido de la modestia y la destreza en el gobierno de la casa. Es la mantenedora y custodia de las más altas costumbres y tradiciones. La posición social de la mujer no ha tenido nunca después, entre los griegos, un lugar tan alto como en el periodo de la caballería homérica.

Finalmente, hay una significación pedagógica en el ejemplo. En los tiempos primitivos, cuando no existe una recopilación de leyes ni un pensamiento ético sistematizado, salvo unos pocos preceptos religiosos y la sabiduría proverbial transmitida oralmente de generación en generación, nada es tan eficaz, para guía de la propia acción, como el ejemplo y el modelo. La evocación del ejemplo de los famosos héroes y de las sagas forma, para el poeta, parte constitutiva de toda ética y educación aristocrática.

lunes, 20 de febrero de 2012

Resumen: Aristóteles, Etica nicomáquea, II y IV

Aristóteles, Ética nicomáquea, libros II y IV

Resumen versión de Valeria Molina

La felicidad es el fin último de todas las acciones del hombre; y es el desarrollo de la virtud lo que constituye la verdadera felicidad. Las virtudes de orden moral, las aludidas dentro de estos capítulos, nacen particularmente del hábito y la costumbre, es decir que, independientemente de su naturaleza, es la continua repetición las que las desenvuelve y cristaliza como reales capacidades. Las virtudes se aprenden, y se aprenden siempre mediante la práctica, resuelve Aristóteles.

Platón (Leonardo) con el Timeo y Aristóteles (Miguel Ángel) con la Ética. La escuela de Atenas, 1512, fresco de Rafael Sanzio

Es así que las virtudes no se manifiestan sino por actos y afecciones, y en obligada consecuencia, por el placer y el dolor. El autor razona que es la virtud del alma, es decir, de origen moral, la que nos prepara en torno a la mejor conducta posible al momento de enfrentarnos al dolor y al placer, ya que, especialmente este último es una llamada al vicio difícil de resistir. Aristóteles afirma que para que una acción sea considerada virtuosa es necesario que la persona que obre se halle en cierta disposición moral; la acción virtuosa es consecuencia de una elección reflexiva, firme e inquebrantable. Es así como la cualidad adquirida o virtud, se entiende como la actitud moral en la que se está para sentir todas estas pasiones.

Entendiendo que la virtud es, sobre el objeto en el que recae, su buena disposición y consecuente recta ejecución; es el justo medio de dicha acción, alejado del exceso y el defecto, la prudente moderación, la excelencia. Saber conservar el punto medio, la verdadera medida, es una perfección que sólo se encuentra en la virtud, explica Aristóteles. La virtud es, entonces, un hábito que dependiendo de nuestra voluntad consiste en un punto medio con respecto a nosotros, se regula por la razón y la forma en que lo haría un hombre sabio; el justo medio varía así de persona en persona y de virtud en virtud, siempre con respecto a la perfección y al bien.

Es así como Aristóteles prosigue a darnos diferentes ejemplos de virtudes: la liberalidad, la cual se dice sobre el medio prudente en lo relativo a la riqueza; su continuación natural, la magnificencia, que hace referencia al empleo de dicha opulencia; el punto medio que no ha sido nombrado aún entre la ambición excesiva y la indiferencia completa hacia la gloria y los honores; sobre las relaciones sociales y sus vicios ya sean desmesurados –como el agradar de manera compulsiva a los demás– o reducidos –la irascibilidad y la negativa de tratar con ajenos–; o sobre la prudencia en la veracidad y la franqueza. Sin embargo, es el hombre magnánimo el que goza de la más alta estimación. La magnanimidad es la grandeza de alma; la capacidad propia de los hombres dignos de las más grandes tareas. Los magnánimos son reconocidos por sus amplios méritos y obtienen la mayor recompensa: el honor; el magnánimo tiene, pues, como principal objetivo la búsqueda del honor, el reconocimiento máximo de los demás sobre el individuo.

domingo, 19 de febrero de 2012

15.02 Prudencia y magnanimidad

Bitácora de la quinta sesión
Texto revisado: Aristóteles, Ética nicomáquea, libros II y IV

Versión de Valeria Molina

El fin último de todas las acciones del hombre es la felicidad; todos tienden a ella. Su satisfacción requiere, vimos en clase, de dos condiciones necesarias, obtenidas ambas de manera azarosa: los bienes corporales, referentes a la cualidad física, y los bienes externos,  alusivos al contexto en el que somos pertenecientes. Sin embargo, dichos requisitos no son suficientes, ellos dos por sí solos resultan carentes de un tercero al que Aristóteles le atribuye un máximo valor: el carácter. El carácter es la educación de los hábitos, es un elemento, por lo tanto, que podemos modificar; el resultado último del ser humano son sus acciones, es lo que hace. Son las costumbres virtuosas las que merecen ser desarrolladas; las virtudes son hábitos que han sido moldeados mediante la práctica con respecto a un ideal; es un modo de ser, un hacer. El hombre lucha, de manera particular, contra el placer pues este último parece tener inmenso influjo sobre el destino humano y el buen o mal desenvolvimiento de la virtud. Mencionamos durante la sesión que, a diferencia de Platón, el cual considera que el conocimiento del bien se logra mediante el intelecto, para Aristóteles, el bien es la realización permanente de buenos actos.

El justo medio del hacer y del sentir es la medida moral más perfecta y difícil de encontrar, nos enseñó la lectura; la virtud se encuentra siempre a mitad del camino entre dos vicios nombrados así por sus defectos o excesos.  El justo medio resulta relativo a cada persona y cada virtud; sin embargo, estas virtudes no son independientes entre sí, todas, sin excepción requieren de decisiones precisas en cuanto a su proceder: ¿qué hacer?, ¿en qué momento?, ¿de qué manera?, ¿en qué lugar?, etc. Es decir, entonces, que todas las cualidades propiamente desarrolladas encuentran un punto común: la prudencia como velador de las acciones. La prudencia se destapa como la virtud máxima, aquella capaz de distinguir perfectamente el punto medio de las cosas y afecciones. El hombre prudente es así magnánimo: encuentra su recompensa última en el honor. El sumo reconocimiento social llega en forma de honor y a manera de retribución por ser el más virtuoso de los hombres; condición valerosa y estimada por sí sola, sin necesidad, dice Aristóteles, de ser demasiado glorificada por los demás.

[Añadido 20.02.12]

martes, 14 de febrero de 2012

Resumen: Homero, Ilíada (I y IX)

Homero, Ilíada, cantos I y IX

Resumen versión de Bárbara López Mondragón

La Ilíada y la Odisea, obras recopiladas o escritas por uno o varios autores inciertos que se denominó con el nombre de Homero, fueron obras fundadoras de la cultura occidental por los ideales de hombres y dioses que en estas se presentaban. Está dividida en cantos que narran las batallas y hazañas realizadas en Troya o Ilion.

Canto l

El sacerdote Crises deseando recuperar a su hija se había presentado frente a los aqueos con un inmenso rescate y las ínfulas del flechador apolo. Rogaba a los aqueos, en especial a los Atridas, le regresaran su hija, todos los aqueos aprobaron a voces que se respetase al sacerdote, mas el Atrida Agamenón a quien no gustó el acuerdo le mandó en hora mala con amenazador lenguaje que no soltaría a su hija.

    Homero. Copia romana ca. siglo II.    
Crises, indignado por tales hechos y atemorizado por las palabras de Agamenón, fue por el mar haciendo ruegos al soberano Apolo para que tirara la peste sobre los aqueos. Escucha sus ruegos el febo Apolo y desciende de las cumbres del Olimpo: toma partido para castigar a los aqueos.
Angustiados por la furia de Apolo, los aqueos se reunieron y preguntaron a un adivino acerca de las razones del Dios para castigarlos. El adivino les dijo acerca de los ruegos de Crises a Apolo por su descontento hacia el rey Agamenón al no devolverle a su hija. Aquiles el de los pies ligeros, concluyó devolver la moza a su padre pero Agamenón disgustado por ser esta su recompensa del botín se negó. Después de discutirlo largamente, Agamenón decide que la devolverá pero a cambio le quitará la suya a Aquiles, quien ofendido manda maldiciones a los aqueos y decide apartarse de la batalla además de no ayudarlos si se lo solicitaran.

Agamenón se lleva a la moza de Aquiles y devuelve la hija de Crises (Criseida) a su padre, quien quita la maldición pidiéndole a Apolo detenga su furia contra los aqueos. Pero esto no libró a los aqueos de las maldiciones, ya que Aquiles con una inmensa rabia pidió ayuda a su medre (Tetis): que fuese a rogar y arrodillarse frente a Zeus para que este diera justicia a su hijo mortal y desatara su furia contra los aqueos. Zeus accedió a sus ruegos prometiendo destrozar a los aqueos.

Canto IX

Casi destrozados, los aqueos estaban apunto de rendirse en la batalla. El viejo Néstor hace la propuesta de calmar a Zeus remediando el error que habían cometido despertando la furia de Aquiles, siendo este el que rogó a Zeus destruyera a los aqueos.

Es así que Agamenón desiste y envía regalos a Aquiles incluyendo a la mujer que le había quitado.
Es así como van Ulises y otros dos nobles guerreros en busca de Aquiles. Al llegar con este y presenciar un estupendo recibimiento, explican su situación y ofrecen los regalos a cambio de aplacar su furia, pero Aquiles por su honor implacable y a pesar de los ruegos que le hacen los aqueos decide negarse rotundamente.

10.02 Homero. Ilíada

Bitácora de la cuarta sesión
Texto revisado: Homero, Ilíada (cantos I y IX)

Versión de Bárbara López Mondragón

La sesión del viernes 10 de febrero inició con preguntas acerca del texto que pretende ser el fundamento de la cultura occidental y del ideal de hombre en ella, es decir, La Ilíada, cuyo autor (según el profesor señaló al principio de la clase) es incierto. Se revisaron en especial dos cantos en torno a los cuales se formularon las preguntas y la clase en sí.

Magali Alcántara preguntó por la aparente obsesión de los personajes en la historia acerca de una mujer, Briseida, que ha sido arrebatada por el rey Agamenón de las manos de un gran guerrero Aquiles, quien ha sido su aliado hasta ese momento. El profesor Villegas recalcó que la obsesión (si es que así se le puede llamar) no era en sí hacia la mujer, sino a lo que suponía que ella representaba. La mujer representaba el honor arrebatado por un hombre que no es capaz de cumplir su palabra y por tanto no es honorable. Briseida era parte del botín que le había tocado a Aquiles. Puesto que Agamenón debe devolver a la mujer que él había recibido (Criseida), osa arrebatar la suya a Aquiles, quien se disgusta y dice que el rey lo único que hacía era esperar mientras los otros, los verdaderos guerreros, luchaban y ganaban las batallas. El problema aquí no es la mujer sino el arrebato de esta y la injusticia que representa esta acción.

Estefanía Arenas preguntó acerca de un capítulo que quedó sin discutir la clase anterior (Werner Jaeger Capitulo 3 del libro 1 de Paideia) y la expulsión y anulación de la poesía en la República de Platón, que se ahondó después en la clase.

Tetis entrega a su hijo Aquiles las armas elaboradas por Hefesto. Hidria ática ca. 575-550 a.C

A continuación de las preguntas y del pase de lista se procedió a analizar ya el texto y su relación con el afán competitivo en tres puntos:

1. Contexto modélico del afán competitivo en la paideia. (expulsión de los poetas en la República de Platón)

2. Narraciones de la Ilíada donde el honor guerrero se convierte en modelo

3.  Elementos para elaborar el honor

1. En la República de Platón se repudia y expulsa a los poetas y en sí a los artistas, ya que según Platón el artista es un simple imitador de imitaciones, lo que imita el artista no es la realidad, ya que lo único que se puede considerar real para este son las ideas. Por tanto, las cosas que imita el artista son ilusorias y con mucha más razón y en mayor medida lo son las obras de el artista. Se expulsa a los poetas ya que no nos muestran la verdad sino que nos alejan de ella.

2. En esta parte de la clase, el profesor leyó 3 o 4 pequeños fragmentos de la Ilíada donde se muestra claramente el afán de todos los personajes por mostrar que son o más fuertes o los más hábiles o en fin los mejores en algo, esto es, mejores que alguien más en algo (especialmente en valentía).
En todos los párrafos leídos, los personajes (hombres por cierto) se desgastan por demostrar su superioridad y se convierten los cantos en constantes alardeos y fanfarronerías por parte de todos los sujetos.

3. El cierre de la sesión fueron los elementos para elaborar el honor o mejor dicho los que se muestran en la Ilíada. Estos elementos son, entre otros, la búsqueda insaciable de fama, los antimodelos de honor (la mujer y el niño), y la exageración, que en esta obra es una constante para asegurar el honor y exaltarlo.

lunes, 13 de febrero de 2012

08.02 Nobleza griega (Jaeger)

Bitácora de la tercera sesión
Texto revisado: Werner Jaeger, Paideia, Libro I, capítulos 1 y 2

Versión de Julio César Garrido

La clase del 8 de febrero comenzó con la sesión de preguntas. Las preguntas que se formularon y las respuestas a las mismas, son las siguientes:

¿La areté de la mujer sólo es la belleza y en qué sentido? En principio sí, sólo es belleza física, para la satisfacción sexual; debido a que era una sociedad donde imperaba la violencia. Aunque esto empieza a cambiar y después la areté de la mujer también son las labores domésticas y, principalmente, la tarea de mantener y custodiar las tradiciones y costumbres, ya que ella cría y educa a los niños. Es decir, la mujer es la perpetuadora de las costumbres, en analogía con lo que sucede en la sociedad actual.

¿Podemos comprender la palabra “areté” si no tenemos un término idéntico en nuestro lenguaje? Todas las palabras van evolucionando y se van adaptando. Debido a que la sociedad cambia y por lo tanto cambia su sentido lingüístico. Para comprenderla, necesitamos hacer un enorme esfuerzo para entender una cultura diferente de otra época. El término equivalente, más apropiado, es tal vez «virtud», dado que la palabra «virtud» guarda cierta reminiscencia de un pasado aristocrático, en donde lo que importaba era la valentía (pues deriva del latín «vir», «varón»). Sí podemos comprenderla, pero necesitamos comprender el contexto, que en este caso era aristocrático. El significado de la palabra «areté» cambia de ser una virtud guerrera (en un contexto homérico), a ser una excelencia del ser humano.

¿Cómo entender la contradicción entre el reconocimiento individual (la importancia del individuo), y la supremacía de la comunidad (la importancia de la comunidad)? En la Grecia antigua, no existe esta aparente contradicción, porque todo es publicidad, no existía la vida privada, es decir, “el ser es público”. El ideal es comunitario, en el que el individuo está subordinado a la comunidad. Mientras que la individualidad moderno-burguesa, significa una libertad negativa, que está en constante contradicción con la comunidad.

¿Considera Jaeger que la ideología condiciona la materialidad? No. Aunque, sí tiende más a una postura idealista.

Los temas de la clase fueron los siguientes:

La preeminencia de los griegos

La aportación del libro que se analiza radica en que antes de él, se traducía «paideia» sólo como «educación» y después de él, se amplió su significado al de legado cultural de un pueblo o formación integral del ser humano, en un sentido amplio. Consecuentemente, hoy en día, se traduce “paideia” como «formación» o «Bildung» (en alemán).

En seguida, se analizó el problemático surgimiento de la palabra «paideia». Se dijo que antes de existir la palabra «paideia», su significado estaba en potencia en algunos comportamientos. Porque anteriormente, paideia era denominada de otra forma o, mejor dicho, por otras palabras, por ejemplo, se usaba el término “areté”. Lo anterior, debido a que en los grandes textos griegos, como la Ilíada, la Odisea y las Teogonías, no se menciona la palabra «Paideia». Incluso se dijo, que si un texto no nombra una palabra, esto no quiere decir, que en dicho texto no se hable de ese concepto. En resumen, se hablaba del significado de la paideia, antes de que naciera la palabra. Finalmente, se dijo que es relevante saber cuándo surgió la palabra «paideia» en la cultura Griega, porque para muchos autores las raíces de la educación occidental dependen de ello.

Posteriormente, se examinó el contexto del libro de Paideia. Se mencionó que Jaeger lo escribió entre 1931 y 1932 y que se publicó en 1933, el mismo año que Hitler ascendió al poder en Alemania. Es decir, en los años en que los alemanes estaban convencidos que eran los herederos directos de los griegos.

También se comentó que la historia de Occidente comienza con los griegos, no en un sentido temporal, sino en un sentido de principio («arjé») o fundamento. Debido a que los griegos no sólo se dedicaron a narrar el pasado, como otras culturas antiguas, sino que con ellos se dan los inicios de una formación. Porque hacen de la historia los modelos del presente, como un ideal, en torno al cual la vida se ajusta. Es decir, el cambio radical y la grandeza de los griegos es la fusión entre comunidad y destino.

Más adelante, también se dijo que la historia de la cultura de Occidente se da en Grecia, porque aquí se da la ampliación del campo semántico de «nomos» (ley), como «deber ser». En el sentido que la ley, ya no es sólo un instrumento de poder, sino la búsqueda de universalidad; por lo tanto, de algún modo se tenían que incluir ellos mismos en esa legislación. Por eso la filosofía surgió con los griegos, porque ésta sólo podía darse en un pueblo que buscara la universalidad. Es decir, la búsqueda de la universalidad de los griegos, los llevó a la universalidad de comportamiento, que significa postular un «deber ser» o un «ideal» de comportamiento, lo que implica comprender de forma antropoplástica al ser humano: comprender al ser humano como antropoplástico, significa que se puede modelar a sí mismo, de acuerdo con un ideal. Consecuentemente, el gran cambio que se da en la humanidad, a partir de los griegos, es que el hombre se venía modelando sin saber que se modelaba a sí mismo, y con los griegos, el hombre adquiere conciencia que se modela a sí mismo por medio de un ideal. Por eso, para Jaeger los griegos son un pueblo privilegiado, porque descubren el “yo”, que no es sólo físico, sino que significa que el individuo se va formando y está subordinado a un ideal. Este ideal es comunitario, por eso el individuo siempre está subordinado a los demás.

La moral arcaica como fundamento ético

Falsamente se cree que la educación se reduce a un determinado conocimiento técnico. Sin embargo, el conocimiento técnico está subordinado al cómo comportarse. Porque lo más importante no es aprender un conocimiento técnico específico, sino la transmisión de ciertos valores o formas de comportamiento, como en la paideia (formación integral).

Toda vez que los griegos adquirieron conciencia de que el comportamiento no es producto del azar, se avocaron a buscar y establecer explícitamente el «ideal» o «deber ser» del comportamiento del hombre que querían, el cual contenía los siguientes 2 elementos:

1.- El bien. Lo que es bueno para el ser humano.
2.- Lo bello. Lo que hace que un ser humano sea bello, en el sentido de que su vida valga la pena.

Al unir estos dos elementos, crearon su ideal de perfección para el ser humano, el cual es un ideal aristocrático. Lo anterior, llevó a preguntarnos ¿cuál es nuestro ideal de ser humano? Si estamos influidos por el ideal Griego, ¿es compatible éste con la democracia?

Asimismo, se dijo que el ideal Griego por «ser el mejor» o por «destacar frente a los demás», no se refería, como actualmente, a riquezas materiales, sino a una areté guerrera. Esta areté, es más apropiada traducirla como «excelencia por destacar en algo», que en los griegos era una «excelencia guerrera». Aunque esta «excelencia», nos va a llevar a que los demás nos reconozcan, porque el ser virtuoso no puede pasar desapercibido. Es decir, la virtud siempre implica reconocimiento de los otros, porque siempre es en relación con los demás. Cualquier virtud, impuesta comunitariamente, se muestra para que los demás (la comunidad), la reconozcan, pues de modo contrario no tendría ningún sentido. Por eso en Grecia, la virtud iba aparejada con el reconocimiento de la misma.

El reconocimiento honorífico

El último tema de la clase, se inició diciendo que la búsqueda del reconocimiento de los demás, lleva al honor.

También se dijo que una vez impuesto un «ideal» o «deber ser», todos deben cumplirlo, para ser reconocidos y tener honor. Porque si no lo cumplen, la «némesis» (venganza del deber) o el propio destino, lo cumplen en su contra. Por eso se dice que para los griegos el deber ser es impersonal. No sólo por el incumplimiento del deber se genera la venganza, sino que la condición para que esto suceda, es que toda la vida es pública, o mejor dicho, la existencia se da en lo público, consecuentemente la sociedad los obliga a cumplir con el «deber ser». Las éticas primitivas se basan en el elogio y la censura, porque precisamente el elogio y la censura son el reconocimiento de los demás o el modo en que el «deber ser» se ve materializado.

Asimismo, la búsqueda del reconocimiento tiene una raíz más profunda, llamada «filautía», que significa el amor a sí mismo. Pero la filautía, no puede entenderse sólo como un acto de soberbia, porque el yo proyecta un ideal o un estereotipo de los demás, que se aprendió gracias a la formación integral (paideia), de la comunidad. En otras palabras, se asume un modelo de cultura gracias al cual, cierto comportamiento tiene sentido, porque siempre se aspira a ser como los paradigmas o ideales que se aprenden desde niños, es decir, se copian los ideales de vida buena. El amor propio o filautía no es otra cosa que un nombre distinto de la ambición por la eternidad, debido a que se basa en que los demás te reconozcan, por ser excelente, de acuerdo con cierta formación. También se resaltó, que aunque todas las culturas funcionaban de esta manera o tenían el mismo esquema, fueron los griegos quienes descubrieron que así funcionamos, es decir adquirieron conciencia de ello. Consecuentemente, se modela el ideal, porque al darse cuenta que así funciona, se puede ir modificando.

[Texto añadido el 14.02.12]

domingo, 5 de febrero de 2012

Resumen. Safranski, El mal, 1

Rüdiger Safranski, El mal, o el drama de la libertad, España, Tusquets, 2005, capítulo 1.

Resumen versión de Guadalupe Estefanía Arenas

El texto comienza con la explicación que da Safranski sobre el origen. Según este autor, el origen generalmente se encuentra explicado en los diferentes mitos. Ejemplo de ello es la mitología griega, que refleja la manera en que los dioses crean el mundo y muestra una enorme genealogía de las divinidades, las cuales están relacionadas con ciertos fenómenos naturales. Sobre todo, con la mitología griega se da evidencia de la manera en que el hombre justifica lo que hay a su alrededor, pero sobre todo, cómo a lo largo de la historia no sólo el hombre ha alcanzado a explicar lo que existe, sino que en ocasiones este origen debe ser olvidado, aunque si bien se puede abandonar el origen, el hombre no puede desligarse totalmente de él.

La explicación más importante que nos brinda Safranki es su interpretación sobre los once primeros capítulos del libro del Génesis.

Como se sabe, Dios creó el mundo y todo lo que él contiene en seis días. Al crear al hombre, Dios le prohibió comer del árbol de la ciencia del bien y el mal. Ante esta prohibición tenemos varias explicaciones. La primera es que esta desobediencia a Dios trajo como castigo, primero, la muerte pues antes de la tentación se entiende que el hombre era inmortal; segundo, la mujer fue condenada a los dolores en el parto y al sometimiento por su marido y, en tercer lugar, castigó Dios al género humano destinándolo a trabajar.

A pesar de esto, el error de la tentación no radica en la desobediencia a Dios, ni mucho menos en que el hombre conociera el bien y el mal, porque se infiere que, si bien el hombre antes de la prohibición de Dios vivía en un estado de inocencia, tras esta censura se pierde dicho estado y no así cuando comió del fruto prohibido como se ha dicho muchas veces. El error del hombre radica en que quiso ser como Dios, por eso probó del fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal, porque deseó ser omnipotente y omnisciente como Dios, para saber distinguir entre el bien y el mal aunque, como explica Safranski, con la prohibición también se infiere que el hombre ya sabía distinguir entre lo que era malo de lo que era bueno, pues sabía que si comía del árbol, haría algo incorrecto y si se abstenía de consumir su fruto, haría lo correcto.

En el momento de la prohibición, pues, Dios otorga al hombre el poder de la libertad que no significa necesariamente el triunfo del libre albedrío, sino que la misma libertad implica dos cosas: responsabilidad y fracaso. Entonces, el hombre al poseer la libertad otorgada por Dios, se hace semejante a él. La libertad otorga al hombre la conciencia de sí mismo, por tal motivo dejan de vivir de una manera unidimensional, sin embargo, se ve atrapado en la red de la envidia. Siente envidia de los animales porque no son conscientes, siente envidia de Dios porque es conciencia pura y también siente envidia del niño, porque tiene aún esa inocencia que el hombre adulto ha perdido.

Dios dijo el primer “no” y por esta razón el hombre también dijo “no” a sus prohibiciones y las pasó por alto. Al comer del fruto prohibido, Adán y Eva se dan cuenta de su desnudez, la cubren y pretenden esconderse de Dios para que no descubra su desobediencia, pero Dios se percata de su falta. El hombre, al esconderse se creyó invisible, pero a partir de la tentación, descubren que son visibles y anhelan volver al estado aparente de invisibilidad, es decir, buscan deshacerse de la mirada del otro.

Por otra parte, cuando Cam se da cuenta de la desnudez de su padre, se manifiesta el deseo humano por conocerlo todo, ese incesante anhelo de conocimiento, sin embargo, no se puede llegar a conocer todo y así es como el propio hombre introduce el mal al mundo y tiene que hacerse responsable de sus actos. El pecado original del que habla Safranski está claramente relacionado con la tentación, pero dicho pecado no fue causado por la serpiente, sino que este problema sólo le concierne a Dios y al hombre.

Tiempo después, el mal se ve desplazado hacia un ser: el diablo. El diablo se convertiría en el antidios, en enemigo del Todopoderoso y la personificación del mal, pero como bien menciona el autor: “No se puede creer en el diablo sin creer también en Dios”.

Dios, por todas estas razones, se da cuenta de que en el hombre es inevitable el mal. Ejemplo de ello son los patriarcas del género humano: Adán, Caín y Noé. Caín mató a su hermano por envidia y Adán pecó por soberbia. Dios comprende al género humano, pues después del diluvio, busca una nueva alianza con el hombre. Es así como el mal ya no sólo es parte del hombre, sino también de la condición divina.

Resumen. Génesis 1-11

La Biblia, «Génesis» capítulos 1 al 11

Resumen versión de Guadalupe Estefanía Arenas

La creación del universo. La tentación y la caída (Gén 1-3)

Dios creó el mundo y todo lo que hay en él en 6 días. Por último, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; le dio poder para mandar sobre los animales y plantas que había hecho, mandándole ponerles un nombre a cada especie; de esta forma, el hombre se consolidó como el ser con más inteligencia sobre la tierra. Al hombre le dio el nombre de Adán y de él hizo a la mujer, la cual fue llamada Eva.

Dios puso en el jardín del Edén toda clase de árboles de los cuales el hombre podía comer, sin embargo, Dios le advirtió diciéndole: “De todos los árboles del paraíso puedes comer, pero de árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de él comieres ciertamente morirás” (Gén 2,17).

Después, la serpiente, el animal más astuto dentro del paraíso, fue capaz de poner a prueba a Eva, invitándola a comer del fruto prohibido diciéndole: “(…) es que sabe Dios que el día que de él comáis os se abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal” (Gén 3, 4). De esta forma, Eva comió del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal e invitó a su marido a tomar también de él. Fue así como el hombre desobedeció a Dios y puedo, por una parte, saber qué es el bien y qué es el mal, y por la otra, percatarse de su condición de creatura y de su desnudez. Por el acto de soberbia que estos primeros seres humanos cometieron, fueron castigados siendo expulsados del paraíso, condenados a conseguir su alimento mediante el trabajo y sufrir en este mundo.

Caín y Abel (Gén 4-5)

Al ser expulsados del paraíso, Adán y Eva procrearon, primeramente, dos hijos: Caín, que era agricultor y Abel, que era pastor. Ambos hacían sacrificios a Dios, pero sólo los de Abel le eran gratos. Fue así como Caín siente celos de Abel, lo mata, y el castigo de Dios cae sobre él, condenándolo a que sus tierras no darían fruto y por lo tanto, a ser toda su vida un errante sobre la tierra. A pesar de que Caín pensó ser asesinado, este pensamiento fue, entonces, falso y Dios, incluso, puso una marca en Caín para que nadie lo matara.

El diluvio (Gén 6-10)

Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse, nacieron los gigantes. Esto es una señal de la maldad humana. Debido a esto, Dios se arrepintió de haber creado al hombre y decidió exterminarlo, mandando a la tierra un gran diluvio.

El único hombre que era justo frente a los ojos de Dios se llamaba Noé. Dios habló con él y le dio a conocer su plan de destruir al hombre y cuanto había en la tierra. Para ello, Dios mandó a Noé construir una barca y poner dentro de ella una pareja de cada especie de animales, que tomara a su familia y se encerraran en la nave. Fue así como comenzó a llover por cuarenta días y cuarenta noches, quedando sólo Noé y su familia como los únicos seres humanos sobre el mundo. Dios realizó un nuevo pacto con Noé, bendiciéndolo a él y a su descendencia y prometiendo no volver a exterminar a los seres que había creado. Les entregó un nuevo territorio, donde se multiplicarían y vivirían junto a las demás especies animales.

Noé tuvo tres hijos: Cam, Sem y Jafet. Después del diluvio, Noé se embriagó y se tiró al suelo desnudo. Cam entró a la tienda de su padre, lo encontró en dicho estado y fue corriendo a avisar a sus hermanos. Este hecho enfureció a Noé, pues su hijo descubrió su interioridad sin su voluntad.

La confusión de las lenguas (Gén 11)

El mundo sólo tenía una lengua y todos podían entenderse entre sí. Ya pasado el tiempo del diluvio, los hombres pudieron establecerse y de esta forma, es como deciden construir una torre con ladrillos, que fuera tan alta que alcanzara el cielo y los hiciera famosos. Este acto irritó a Dios y maldijo a la humanidad  haciendo que se multiplicaran las lenguas e hizo dispersar a todos los hombres en diferentes territorios, por eso se llamó la ciudad que quisieron hacer como Babel, porque “allí confundió Dios la lengua de los hombres” (Gén 11, 9).

03.02 «Y seréis como dioses»

Bitácora de la 2a. sesión
Textos revisados: Génesis 1-11; Safranski, capítulo 1 de El mal, o el drama de la libertad

Versión de Guadalupe Estefanía Arenas

La clase del día 3 de febrero comenzó con la sesión de preguntas. Hago aquí mención de las más importantes y de la respuesta para cada una de ellas.

Surgió la duda de por qué en cierta parte del texto que se leyó de la Biblia, se utiliza el “nosotros”. El profesor explicó que se debe a un término mayestático, es decir, hablar en la primera persona del plural, sustituyendo a la forma más usada que es la primera persona del singular.

Por otra parte, surgió la incógnita de por qué Safranski en El mal  hace referencia al olvido como medio para sobrellevar el origen. La explicación es que el autor en el citado texto proporciona una visión trágica sobre los griegos, según los planteamientos de Nietzsche, que consistían en afirmar que el hombre tenía el don del olvido gracias al cual puede continuar su vida, incluso cuando ha descubierto la «verdad» de que su existencia no tiene un sentido dado desde el inicio de los tiempos.

Una pregunta importante fue la siguiente: “¿El mal entró por mediación de Dios?” La respuesta es sí y, por tanto, el mal se originó cuando le prohibió al hombre comer del árbol del bien y el mal. Sin embargo, en el Génesis aún no se especifica el concepto de pecado original, el cual fue explicado posteriormente por San Agustín de Hipona. Dicho pecado original –de acuerdo a nuestro tema de estudio– se originó al irse interiorizando la mirada del otro, que en un principio era solamente externa.

Después de esto, ¿qué es la libertad? En la clase se dio una respuesta y se dijo que es la capacidad de decisión entre el bien y el mal. De esta manera, la libertad de los otros es un riesgo. El contrato social surgió para restringir la libertad de los otros.

Por último, el profesor preguntó: “¿el hombre es capaz de dirigirse a sí mismo o requiere por necesidad de la referencia a Dios?” Para esto, se explicó que cuando el hombre se dirige a sí mismo, niega a Dios y así logra su perdición y/o degeneración, dando lugar a la soberbia.

En el desarrollo de la clase se trataron los siguientes puntos:

Interpretación del mito

El lugar común es afirmar que las narraciones míticas son falsas, sin relevancia histórica y no tienen ningún sustento científico. Sin embargo, los textos deben pensarse desde el contexto de su creación, es decir, respecto de la manera en que el texto representa una justificación. ¿En qué sentido, pues, para algunas personas estos textos han tenido coherencia para explicar la existencia de las cosas? De modo que el mito no sólo es una ficción, sino que, por una parte, cumple la función de dar sentido a la existencia, a todo lo que sucede y trata de someter todo fenómeno, y por otra, es un avance racional sobre las cosas, esto es, puede decirse que representa un paso hacia la civilización.

Casi todas las cosmogonías comienzan estableciendo un estado de caos y después de eso viene el orden. El origen, al ser violencia y aniquilación, debe ser controlado.

Ejemplo de esto es la mitología griega, en donde se da una explicación sobre el origen del universo y de los dioses. Por ejemplo, se sabe que Urano vivía en el estado de caos y sometimiento. Urano da paso a Cronos, quien a su vez es vencido por Zeus y se establece por fin la civilización olímpica. También en esta mitología se señala que existen tres edades: la de oro (donde todo era concordia y no había sacrificios), la de plata (donde los dioses asesinan a los hombre por no ofrecer sacrificios) y la de bronce (donde se mataron entre sí los hombres).

La gran tentación

El paso del caos al cosmos es el modo en que comienza el Génesis. Se hace referencia de que antes de la creación no había nada y Dios es el que impone un orden.

El Génesis dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Dicha semejanza la encontramos por el dominio frente a los demás seres, pues Dios le otorga al hombre la facultad de nombrarles y así poder someterlos.

Hans Baldung Grien, Adán y Eva (1531)
En el paraíso no había que trabajar ni realizar sacrificios, porque el hombre allí lo tenía todo. Hegel, para referirse al paraíso, lo nombra como un “jardín para animales” porque no había conciencia la cual surgió tras la prohibición de Dios hacia el hombre.

Dicha prohibición sobre no comer del fruto del árbol del bien y el mal, supone que tanto Adán como Eva ya debían tener un conocimiento previo sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Esto se transforma aquí en una paradoja. De esta manera, la prohibición significa también el inicio de la historia del hombre, al rebelarse contra su creador.

La gran tentación está representada cuando la serpiente habla con Eva y le dice que si toma del árbol del bien y el mal ella y su marido “podrían ser como Dios” (Gén 3,4). Lo que trata de explicar el redactor es que la búsqueda de la trascendencia y del conocimiento del bien y el mal significa traspasar los límites de lo que se nos está permitido, es decir, el hombre quiere saberlo todo pero no puede.

Una vez que Adán y Eva comen del fruto prohibido, descubren su desnudez, se cubren y se esconden para que Dios no pueda verlos –es decir, desean recuperar la invisibilidad previa– pero finalmente, Dios se da cuenta, maldiciéndolos con lo siguiente:

  • Maldijo a la serpiente, condenándola a arrastrarse y a comer del polvo de la tierra. Podemos encontrar imágenes donde la serpiente es sometida como en el dragón de San Jorge o en la Virgen de Guadalupe.
  • Maldijo a la mujer con la menstruación, los dolores del parto, y el sometimiento que ejerce su marido sobre ella.
  • Adán y Eva fueron condenados a trabajar y conseguir de esta forma su propio alimento.

Injusticias humanas y divinas

Adán y Eva tuvieron hijos. Uno fue Caín, que era agricultor y el otro, Abel, que era pastor. Ambos ofrecieron sacrificios a Dios, pero sólo le eran gratos los de Abel. Dios, entonces, niega a Caín y Caín niega a Abel, matándolo.

Lo que hace Caín es repetir la injusticia divina en el espacio humano. Después del asesinato, no hay culpa ni remordimiento, sin embargo, Dios maldijo a Caín, condenándolo a errar por el mundo.

Cómo Dios se convierte de fundamentalista en realista

En la historia de Noé, hay un nuevo pacto entre Dios y el hombre para disminuir las diferencias, sin embargo, con Noé reincide la tentación cuando Cam, su hijo, lo encuentra embriagado, tirado en el suelo y desnudo. Cam corre a contárselo a sus hermanos. La mirada del otro, a partir de este hecho, se va interiorizando y se hace indeseable. Además, el deseo humano por conocerlo todo se halla en la figura de Cam.

Posterior a Noé, se construyó la torre de Babel, que es un acto de soberbia, ya que el hombre, a partir de ella, se quiso hacer famoso. Por esto, Dios los maldice, dividiéndolos, haciendo múltiples lenguas y pueblos.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Programa

Temario y lecturas

I. Las manifestaciones del objeto de estudio. En este primer bloque, constataremos entre los griegos el deseo de sobresalir y tener buena fama, que llevará al concepto de virtud.
  • Homero, Ilíada
  • Aristóteles, Ética Nicomáquea
  • Marcel Mauss, Ensayo sobre el don
  • Georges Bataille, La parte maldita
  • Marvin Harris, Vacas, cerdos, guerras y brujas

II. Hipótesis explicativas. En este segundo bloque, examinaremos diversas formas de dar cuenta de lo que parece una constante humana: el afán de ser más (que los otros).
  • Jacob Burckhardt, «El hombre colonial y agonal» en Historia de la cultura griega V
  • Charles Darwin, El origen de las especies
  • Konrad Lorenz, Sobre la agresión, el pretendido mal
  • Erasmo de Rotterdam, Elogio de la estulticia
  • Johan Huizinga, Homo ludens
  • Thorstein Veblen, Teoría de la clase ociosa
  • Georg Simmel, «El Conflicto» en Sociología
  • Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
  • Rudiger Safranski, El mal, o el drama de la libertad
  • Marvin Harris, El desarrollo de la teoría antropológica

III. Repercusiones. En el tercer y último bloque, abordaremos algunos ejemplos del espíritu de competición.
  • Carl Schmitt, El concepto de lo político
  • Ernst H. Gombrich, Los usos de las imágenes

Modo de trabajo

Cada clase se revisará un texto cuya lectura será requisito tanto para la participación en el aula como para la evaluación final. Llevaremos una bitácora en línea donde podremos seguir las discusiones que queden pendientes en clase, añadir notas, aclarar conceptos o ampliar referencias. Cuando no baste el tiempo de clase para la comprensión de un tema, podremos acordar una asesoría individual.

El 25 de mayo a las 18 horas se entregará físicamente un ensayo de entre 3200 y 3700 palabras. Es indispensable proporcionar durante la sesión del 27 de abril la síntesis y el esquema de lo que será desarrollado. En ambos casos, es posible entregar antes de la fecha límite, pero no aceptaré trabajos después de que venzan los plazos, ni en papel ni por medios electrónicos.

Criterios de evaluación

15% 3 resúmenes de texto
15% 3 bitácoras de clase
10% Participación en clase y en el blog (al menos una entrada a la semana)
10% Esquema de ensayo
50% Ensayo

Es condición necesaria para tener derecho a presentar el ensayo final el acudir puntualmente y cuando menos al 80% del curso (máximo 6 faltas).