martes, 13 de marzo de 2012

7.03 Puerilismo

Sesión 11
Texto revisado: Johan Huizinga, Entre las sombras del mañana

Bitácora versión de Ulises Dehesa

En la clase del día miércoles 7 de marzo se abordó la lectura de Johan Huizinga “Entre las sombras del mañana”. Para comenzar la clase, el maestro hizo referencia al “Homo videns” postulado por Giovanni Sartori, quien plantea que el hombre salvaje consiguió evolucionar con la aparición de las letras y, posteriormente, incorporó las imágenes para apoyar a las letras, pero cayó en un exceso y sobredimensionó el peso de las imágenes sobre el de las letras, ocasionando de este modo una involución. El argumento de Sartori tiene mucho que ver con lo planteado por Huizinga; cuando plantea que a pesar de ser la educación pública y estar en épocas modernas el conocimiento más a la mano de la población, ello no ha logrado acabar con la ignorancia y ha ocasionado un efecto negativo en las sociedades modernas. Ello se debe a que no hay una especialización del conocimiento, ya que  consideró que “todos saben un poco de todo, pero nadie conoce sobre algo en específico”.

El profesor abundó que, dentro de la enseñanza en las sociedades modernas, la mayoría de las veces se enseñan suposiciones científicas que consisten más en tener fe en una serie de “verdades”  que (a pesar de no haber sido llevadas a sus últimas delimitaciones) son postuladas como verdades universales estáticas e intocables que deben ser aprendidas. De este modo, es reprimido el sentimiento crítico como instrumento para la adquisición de conocimiento.

Enseguida, se  desarrolló el primer punto de la clase: “la decadencia”. En las sociedades antiguas —y algunas veces en las modernas— se planteaba que la sociedad tenía una visión cíclica en la cual admitían estar en una etapa de decadencia, pero con la tranquilidad de pensar que habría un retorno al paraíso, o bien, que podía darse la excepción de ser una visión lineal, con etapas que avanzaban de manera progresiva y que culminaban con el juicio final.

Posteriormente, se planteó una definición de cultura, la cual consistía en una serie de dominios: por un lado el dominio de la naturaleza (fuera de sí) y por otro lado, el dominio de la naturaleza (dentro de sí) que consistía en un perfeccionamiento.

Para el desarrollo del punto número dos se planteó el siguiente conflicto: la disputa entre el saber y el existir. El conflicto, según el autor, radica en que el énfasis se da en el existir por encima del saber; la disociación entre la razón y la pasión será el conflicto; por otra parte, se explicó que tampoco se debe caer en el  extremo  opuesto que consiste  en la deificación de la razón. Se puso de ejemplo en este apartado a los científicos, quienes en su búsqueda por racionalizar su entorno, deifican la razón y caen en el error de negar el existir, esto es: todo lo que no se puede explicar no existe.

Finalmente, el último punto a tratar fue el del “puerilismo”. Sobre este tercer punto, se dijo que en las sociedades había una tendencia generalizada a honrar a los “caídos en batalla” esto es: para ser honrado como héroe era necesario estar muerto. Más tarde fueron sustituidos por los santos, los cuales al evolucionar las sociedades fueron remplazados por los genios hasta llegar a la idea del «superhombre» (que Nietzsche se encargará de analizar). Se puntualizó que el principal mal que acarrea el puerilismo es que lleva a los hombres a la incapacidad de distinguir entre lo que es serio y lo que no lo es.



Bitácora versión de Magaly Alcántara

La clase del 7 de marzo empezaría con la ronda de preguntas referentes al texto designado. Mauricio hizo referencia al capítulo de La Lucha por la vida planteando la siguiente pregunta: ¿Qué es primero, el instinto de lucha humano o la noción del bien y el mal en el ser humano? Y se mencionó que de alguna forma los hombres somos poseedores de un instinto primario de competición y lucha, pero quedó la pregunta ¿Por qué tenemos este instinto primario? Valeria cuestionaba por qué Huizinga ve en la propagación de la educación pública un fuerte peligro para el fomento del juicio humano. Esta pregunta fue respondida planteando cómo en la sociedad contemporánea las ciencias implican una especialización, esto contribuirá a que sólo tengamos acceso a verdades parciales. Se puso de ejemplo el fenómeno de la gravitación universal en el campo de la Física: no conocemos las causas últimas de este fenómeno. La educación en la actualidad sólo nos transmite conocimientos, mas no nos lleva a plantearnos razonamientos.

Después de haber pasado la ronda de preguntas, el profesor nos mencionó los tres puntos que darían forma a la clase de ese día:

1. La idea de decadencia en el autor
2. La disputa entre el saber y el existir
3. Puerilismo

1.

En Johan Huizinga persiste la idea de que se vive bajo una sociedad en decadencia, cuyo sentimiento se puede ver reflejado en obras como El Otoño de la Edad Media (1919). En el texto designado para la clase, Entre las sombras del mañana, (1935) se nota cómo el autor busca resaltar la decadencia de su tiempo histórico ofreciéndonos un análisis poco alentador. Esto resulta compresible si se toma en cuenta que estas dos obras se sitúan en el periodo entreguerras donde se gestan los antecedentes a la segunda guerra mundial, al tiempo que se consolidan los regímenes autoritarios en Europa y se cae en la mayor crisis capitalista conocida hasta ese entonces.

Para Huizinga, hablar del sentimiento de decadencia de la sociedad a mediados del siglo XX resulta muy diferente al de épocas pasadas. La visión histórica que se tiene dentro de Grecia o el Egipto antiguo hace referencia a una concepción cíclica del tiempo donde el término de un periodo abriría la pauta al retorno de una época prospera. Con el cristianismo, la historia se desenvuelve de forma lineal, orientada a una dirección de progreso tendente a un fin escatológico. Dentro de estas dos formas de concebir la historia se puede ver cómo el miedo a enfrentarse a lo desconocido será lo que implemente el sentimiento de decadencia dentro de estos pueblos pasados. Se nota que en épocas pasadas ha persistido un sentimiento decadente frente a lo extraño, pero ha existido como constante una renovación espiritual, como por ejemplo la transición dada de la Edad Media al Renacimiento.

En los tiempos actuales se comparte el sentimiento decadente, pero la gran diferencia radica en que no se ha logrado una evolución del espíritu ni una reactivación de la sociedad. En esta sociedad contemporánea, que vive aparentemente de una forma más informada respecto a lo que acontece a su alrededor y es poseedora de un mayor dominio de la naturaleza externa, nos muestra que esta sólo ha incrementado su capacidad destructiva y que el hombre vive “cada vez menos atenido a su propio pensar y a su propia expresión”.

El hombre ha caído en una degeneración respecto a la crítica ya que el conocimiento que posee es un conocimiento fragmentado por la especialización producto del conocimiento científico. Esto debilita nuestra propensión a criticar ya que al no estar dentro de cierta especialización no nos sentiremos aptos para cuestionar o criticar algo que no esté dentro de nuestra área de especialización. Por lo que menciona que el silogismo de que «si el conocimiento de sí mismo es sabiduría y si el mundo se conoce a sí mismo mejor que antes, luego el mundo es más sabio» resulta falso.

2. 

Dentro de la degeneración de la crítica ha habido un apropiamiento de las conclusiones, ya que en nuestra sociedad contemporánea se nos plantean las causas últimas de un suceso, pero no hay nada que nos lleve hacia el cuestionamiento. El autor señala que en la disputa entre el saber y el existir, esto es, en la disociación entre el uso de la razón y los sentimientos y pasiones, se ha privilegiado la existencia sobre el conocimiento. Culturalmente se han favorecido a las pasiones, factor vinculado a la animalidad, y esto trae implícito un riesgo de volver hacia la barbarie.

3.

Antes de explicar el concepto de puerilismo, revisamos el de héroe. El héroe pertenece al culto a los muertos en la Antigüedad. En la Edad Media se transforma en la adoración a los santos y en la época Moderna en el culto hacia los genios: estos personajes establecen un orden social y de ahí es de donde deriva su significación. Con Nietzsche se establece la figura del SuperHombre, esto es, la instauración de una figura basada en el desorden que busca estar por encima de lo establecido. Se trata de un comportamiento infantil, pueril. La gran influencia de las ideas de Nietzsche en el pensamiento filosófico del siglo XX contribuyó desde la perspectiva del autor al comportamiento puerilista de nuestra época, donde la gran enfermedad cultural de nuestro tiempo va orientada hacia que el hombre se pierde entre los límites de la seriedad y no es capaz de distinguir entre lo formal y lo informal, cuestión que se ve reflejada en la predilección social que hay hacia los modelos contestatarios y de irreverencia.
[Añadido: 26 de marzo, 2012]

3 comentarios:

  1. El hombre no necesita saber la razón de nada porque esta suponiendo que alguien ya sabe las razones ultimas de eso. Solo necesita apropiarse de las conclusiones lo demás no le importa.

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  2. No he logrado comprender muy bien lo que se menciona en el final del penúltimo párrafo, ¿cómo es que lo que no se explica no existe?

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    1. En este caso «existir» no significa la cualidad ontológica positiva de un objeto, sino la vitalidad limitada del humano. La «existencia» es, en esta perspectiva, la desgarradora sabiduría de la muerte y, por ello, la exaltación del momento. Bajo la dicotomía radical entre pensar y existir –que Huizinga rechazará–, cuando se buscan explicaciones no hay lugar para la existencia individual, del mismo modo que el desarrollo del sentimiento excluye dedicarse al cultivo de la ciencia. Huizinga, por supuesto, está en contra de la disyuntiva, y más aún de la preferencia contemporánea por exaltar la sensibilidad en detrimento de la reflexión.

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